El colecho facilita la lactancia y la alimentación nocturna
La lactancia es un proceso natural que se produce a
demanda, pues es la succión del bebé la que regula la producción. A más
succión más leche.
Los bebés, además, necesitan mamar de noche para mantener,
no solo una producción correcta adecuada a sus necesidades, sino también el
aporte adecuado de nutrientes y cantidad de leche ingerida
Amamantar
es sencillo durante la noche si el bebé está al lado de la madre.
Simplemente habrá que acercarlo al pecho si es pequeño y, más adelante, él
mismo se aproximará al pecho y mamará lo que necesite.
Los padres descansan más con el colecho
Enlazando con lo dicho anteriormente, dormir con el bebé
también favorece el descanso de la mamá, que no tiene que levantarse
de la cama para atender a su bebé cuando se despierte para comer o por otro
motivo físico como que se destape o se encuentre mal. Sencillamente,
acercándolo a su cuerpo, lo reconforta y pueden seguir durmiendo sin
desvelarse.
El papá descansa también, los llantos del bebé no lo
despiertan y, si no es comida lo que pide el niño o no reclama específicamente
el contacto con la madre, él mismo puede cambiarlo o abrazarlo sin salir de la
cama.
La familia recupera el tiempo perdido
Nuestros hábitos de trabajo hacen que muchas familias puedan
disfrutar de pocas horas al día juntos. Con el colecho se les ofrece una
oportunidad de recuperar ese tiempo perdido y compartir más contacto
físico y emocional.
Las
parejas suelen querer dormir juntos no solo para practicar sexo, sino
también para hablar, abrazarse, hacerse mimos y despertarse juntos. Con los
niños esto sucede igual, dormir con ellos hace que la familia pueda compartir
el dulce sueño y también todos esos momentos de intimidad y cariño que ofrece
el tiempo nocturno.)
Los niños se sienten mejor
El llanto de un bebé a veces responde a necesidades
físicas, pero en otras ocasiones es por miedo, frío, dolor, necesidad de
contacto y mimos o incomodidad. Cuanto antes atendamos estas necesidades, sean
materiales o emocionales, menor será el tiempo en el que el niño esté sufriendo
ese problema y menos llorará, pues si no lo atendemos pronto puede que luego,
se sienta nervioso o asustado, y le costará mucho más dejar de llorar y
sentirse tranquilo y confortado.
El saber que sus padres lo atenderán inmediatamente hace que
el bebé se sienta más seguro cuando va a dormir, tarde más o menos en
coger el sueño, y también, se sentirá más tranquilo mientras duerme. No hay
razones para temer la soledad o la obscuridad, pues las personas que ama y lo
protegen están a su lado e incluso, si se despierta, los siente cerca, los
escucha, toca y huele, haciendo que no existan razones para pedir esa compañía,
pues ya la tienen con solo extender su manita.
Eso fomenta buenos hábitos de sueño. Las necesidades
físicas y emocionales estan cubiertas, el niño puede dormirse mamando, que es
lo natural en el bebé, y tiene una sensación de protección nocturna que hará
que el momento de irse a dormir sea vivido como algo placentero.
Cuanto mejor durmamos, mejor estaremos por la mañana
Bastande cansado es atender a un bebé como para enfrentarnos
al día siguiente sin haber podido dormir en toda la noche. Dormir con nuestro
hijo no va ha eliminar sus despertares, pero si los reduce y hace mucho más
sencillo que, habiéndolo atendido prontamente, todos recuperemos el sueño
antes. Y desde luego, cuanto mejor durmamos, más descansados, más animosos
y más sanos nos sentiremos la mañana siguiente, cuando nos espere otra jornada
de cuidado de nuestro hijo y de trabajo, sea en casa o sea fuera de ella.
Dormir con los niños es normal y natural, y además, tiene
muchas ventajas para los padres y los pequeños y les proporciona muchas oportunidades
de sentirse bien. El colecho trata de una opción que, practicada
con seguridad, ofrece muchas cosas a favor a las familias
¿Habéis practicado alguna vez colecho?
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